Un besazo, nanos.
Uxue
COSAS QUE CRUJEN
Al principio, todo fue cuestión de azar. Recuerdo que alguien se encaramó al alfeizar, otro empujó la ventana y, huyendo de aquel calor imposible, decidimos inspeccionar el molino. Charlie nos había prometido que encontraríamos piezas de hojalata con las que construir mi armadura. Y, claro, siempre tenía razón. Una vez tuvimos una discusión sobre por qué él era el guía de todas las expediciones y no hubo ninguna duda; sólo él había obtenido un diez en el examen de la señora Sullivan. En realidad, nadie había visto la nota, pero si Charlie decía que así era, no había más que hablar. Nadie se atrevió a llevarle la contraria y yo me encogí de hombros.
Aquella tarde me sudaban mucho las manos. El ambiente era pegajoso y la mochila, llena de palos y piedras que habíamos ido encontrando en el camino, se mezclaba con una película muy fina de chocolate que había comenzado a derretirse en su interior. Impacientado, Charlie se había adelantado un tramo y volvió triunfante a enseñarnos su hallazgo. Alguien había dejado un saco a medio cerrar y, ahora, todas las hormigas se turnaban en una hilera infinita, como si el hormiguero estuviera a varios kilómetros de distancia. Me imaginé a la hormiga reina, sebosa, rodeada de arroz, avena y comino, y sentí náuseas.
- Seréis nuestras esclavas- afirmó Charlie. Y, cogiendo una hormiga, la hizo crujir bajo sus dedos. Creo que fue entonces cuando empezó aquel sonido.
La tarde se tiñó de una piel densa y roja y comencé a preguntarme por qué no me había quedado en casa. Era como si algo estuviera a la espera. Pensé en la abuela preparando las tostadas del desayuno. En momentos de peligro, siempre pensaba en la abuela para tranquilizarme, pero esta vez no me sirvió de nada.
Justo antes de que se apagaran las luces, descubrimos un cartel de “PROHIBIDO EL PASO” y pensé por primera vez en quedar como un cobarde y salir corriendo, pero Charlie ya había empujado la puerta. Algo que me fastidiaba mucho era su manía de querer ser siempre el valiente, el primero en probar todo. En aquel momento lo odié con todas mis fuerzas. El idiota de Charlie.
No tuve tiempo de gritarle nada. Primero, nos sobrevino una luz azul e inmediatamente después, un zumbido casi metálico, insoportable y, de golpe, el respirar de mil libélulas bajo tierra.
Busqué a Charlie. Estaba en medio. Solo. Inmóvil. Rodeado de libélulas. ¡Corre! ¡Correeee! , quise decir mientras me lanzaba hacia la salida.
Lo último que recuerdo son sus lágrimas explotando contra todas aquellas alas diminutas.
Hola Uxue, empiezo con los comentarios. Espero que te quede claro que son constructivos aunque lo deconstruya:
ResponderEliminarAl principio del cuento hay un conflicto (conseguir piezas para la armadura), el cual no desenlaza. Tambien no se ve clar cuantos personajes estan en la acción. Se vé al protagonista (el cual no está descrito) y a Charlie (un poco difuso). Tambien dices "Recuerdo que alguien se encaramó al alfeizar, otro empujó la ventana","Charlie nos había prometido"; eso hace pensar que son mas de dos personaje, pero luego no colaboran en la historia. Despues el segundo conflicto: las hormigas...tampoco hay desenlace y esto hace que el lector se sienta un poco perplejo.
Para terminar, llegá el tercer conflicto, la puerta con el cartel de "prohibido el paso", esté es el único que se desenvuelve pero no gira entorno al protagonista, tampoco hace nada; sólo es narrador. Un consejo muy importante en los cuentos es que el protagonista actúe como tal. Sobre todo si relatas en primera persona.
El cuento tiene un buen ambiente, el final con las libélulas pide a gritos una descripción de ruidos, luces, acción y un final resuelto por el prota. Si no vas a usar ni la mochila(llena de chocolate derretido), ni la abuela, ni la armadura, ni las hormigas; desaste de ellas y centraté en la historia que quieres contar.
Tienes a dos amigos que infringen las reglas arrastrado por el mas dominante... esa es la verdadera historia.
Espero que mi comentario te aporte algún remiendo... No te enojes que son solo opiniones de un ácaro.
Besos
Estoy de acuerdo con Rubén. Me encanta la ambientación que se estaba creando, pero me han chirriado varias cosas. ¿Qué tienen que ver las hormigas en todo esto? Los cabos sueltos pueden quedar bien en algunos escenarios para dejar finales abiertos, pero es mejor que sean cosas que puedan tener que ver con lo que quieres contar, es decir, puntos de la historia que, interpretados de la forma adecuada, puedan cambiar de significado la historia. Dejar cabos sueltos sin más, cosas sin desarrollar, pierde al lector y, al final, te preguntas, ¿y esas libélulas qué hacen y de dónde salen?
ResponderEliminarDos consejos (que ya ves quién los da):
No tengas prisa por escribir la historia. Las historias son como ríos, fluyen, a veces con cataratas, otras con lagos, en ocasiones con grutas subterráneas, pero siempre es el mismo río. A veces necesitas un día entero para quitar una coma y luego volver a dejarla en el sitio.
Recuerda siempre un ejemplo que me dijeron una vez: cuando lees una novela de misterio, el asesino debe ser alguien que aparezca durante la novela. Eso es jugar con el lector y lo enganchas. Si creas un nuevo personaje a falta de diez páginas, el lector se sentirá engañado y se lo pensará dos veces antes de volver a leerte.
Vaya peñazo te he dejado... eso sí, con mucho amor :)
Hola!!
ResponderEliminarYo me repito. Intentaré escribir los comentarios antes, je,je. Pero me dejáis boquiabierto: por los relatos y por las críticas.
Tus palabras tienen una fluidez que le llevan a uno como flotando. El ambiente, el narrador y el inicio de la historia me encantan. Luego llega un punto en el que parece que va a suceder algo y... Zas, aparecen las libélulas y no entiendo como enlazarlo con lo anterior o posterior. Vas introduciendo elementos (armadura, mochila con palos...) que se pierden sin saber por qué (aunque yo rompo una lanza a favor de la abuela y ese recuerdo para sentirse bien) y me ocurre lo mismo con los chavales, ¿cuántos son?
Necesito alguna aclaración o quizás otro cierre del cuento.
Besote de arroz con leche.
A seguir escribiendo.
Hola, Uxue, perdón por el retraso... Me pasa un poco como a los demás, me parece que hay algunos detalles que se quedan en el camino, pero me gustan la ambientación y las imágenes que dibujas, la hilera de hormigas camino del saco de grano, el recuerdo de la abuela, el sonido casi metálico o el respirar de las libélulas... También creo que describes muy bien al personaje de Charlie. En fín, a mí me ha gustado, quizas lo limpiaría un poco, pero me parece un buen relato.
ResponderEliminarHoy no he ido a trabajar, voy a ver si le doy un empujón a los deberes, que me temo que he embarrancado, no voy ni p'alante ni p'atrás.